20 de Noviembre de 2013.
Seguros Ginestar
Atendiendo al gráfico elaborado por el Instituto Nacional de
Estadística, resulta bastante obvio que la pirámide poblacional estará
totalmente invertida en tan solo treinta años y la gran pregunta es: ¿Qué implicación puede tener este fenómeno
para las futuras generaciones? El hecho es que en la actualidad, existe una
población entre los 30 y los 64 años que es la que mayor peso relativo
constituye dentro del universo de contribuyentes. Por otro lado tenemos una
población relativamente menor a partir de los 65 años de edad, que es la de los
perceptores de rentas por jubilación. ¿Qué
sucederá cuando de la base la pirámide poblacional sea sustancialmente menor que
su vértice conforme va mostrando ya la tendencia? El escenario previsible
dentro de 30 años es de total colapso del sistema actual de pensiones teniendo
en cuenta la tendencia demográfica que nos indica el gráfico*.
*Fuente del gráfico: Instituto Nacional De Estadística
Con el fin de evitar la ocurrencia de dicho escenario, actualmente
existe un Proyecto de Ley Reguladora del Factor de Sostenibilidad a largo plazo
y del Índice de revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social.
En síntesis, que se van a ir reduciendo paulatinamente las cuantías percibidas
por los futuros pensionistas para poder garantizar la viabilidad
del sistema. Y es que parece bastante lógico pensar que si hay cada vez una
mayor esperanza de vida, unos índices de natalidad en constante decrecimiento
(según las series elaboradas por el INE), menores contribuciones a la Seguridad
Social desde el comienzo de la crisis, un excesivo peso relativo en términos de
PIB de la economía sumergida y un paro estructural sin precedentes en Europa ¿Qué pueden esperar las futuras generaciones?
Esta circunstancia nos lleva, siendo racionales, a plantearnos la necesidad de planificar
nuestra jubilación a través de instrumentos de ahorro privados, en sus
diferentes modalidades, aprovechando sus interesantes ventajas fiscales, para
alcanzar una renta que nos permita mantener nuestro poder adquisitivo en el
tiempo sin incurrir en carencias inesperadas en el momento de la jubilación.